viernes, 4 de abril de 2014

Dijo el Sr. Jesús:

Dijo el Sr. Jesús:

Ustedes han oído que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo." Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?
Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
Traten a los demás como ustedes quisieran ser tratados. Esta es la esencia de todo lo enseñado por la ley y los profetas.
"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente." Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
 Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale, porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Amaos los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos.
Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes.
Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
El que no está conmigo está en contra mía.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla sera enaltecido.
De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma.
El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
Este pueblo de labios me honra; pero su corazón está lejos de mí.
El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.
No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros.
Por sus frutos los conoceréis.
Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres.
Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Hay más dicha en dar que en recibir.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Yo soy el que Soy.
Cuanta riqueza encontramos para nuestra alma, cuerpo y espíritu  en la biblia

Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

Jesús de Nazaret




            

@Carini777

"Jesucristo"

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